«Cujeada en las noches habaneras de espectáculos de Cabaret, esta joven cantante de las últimas promociones -y fuera de ellas al mismo tiempo- perteneciente a lo que un conocido músico amigo radicado en Barna llama, la mulatocracia, llega con su propias canciones y versionando parte de nuestro más exigente repertorio cuando se hace necesario. Con un timbre, registro de voz que a ratos recuerda a la misma Omara Portuondo -siempre en otra dimensión, por supuesto- sus canciones pueden ser buen ejemplo de la deriva que ha llevado la música de autor en nuestra isla. Allí, en sus temas, conviven las fuertes raíces de los ritmos diversos que fecundan, han alimentado nuestras tradiciones de carácter folclórico, afro-cubano, pero también los aspectos técnicos, o rasgos que caracterizan lo que duchos en la musicología , clasificadores, grandes críticos llaman, Canción Cubana Contemporánea.
Allí pueden situar seguramente a las canciones de Katia: entre los acordes heredados de María Teresa Vera, siempre antes filtrados por la pómez de Marta Valdés, que sería otro firme pilar en el cuerpo creador, y de los más notables recibidos por la cantante, que asume abiertamente su cercanía con Gema Corredera: la Maestra le dio clases de canto hace algunos años. [...]
Tanto esfuerzo únicamente puede dar buenos resultados, hablará en favor de un, casi, silenciado -y centenario- modo de hacer, interpretar, crear canciones, todavía por valorar merecidamente, y que no cesa de alumbrar nuevos valores. Tanto esfuerzo solamente puede fluir del convencimiento, las razones que se tienen cuando se crea sin atender absolutamente a nada más, que lo que le hace falta al corazón». (L. Santiago Méndez Alpízar. “Katia Márquez: hace falta corazón". http://www.eforyatocha.com/).