«A Claudio H., la música, las canciones, sus fusiones y mestizajes. su poÉtica..., le brotan del corazón y manan por sus arterias. Pero hay algo más –y muy importante–: ese corazón "latiente" y vivo de Claudio H. habita en su cerebro provocando que su pensamiento sea un pensamiento "de latidos", de sentimientos, de emociones, y, a fin de cuentas, de afectos.». (Fernando González Lucini. Blog: "Cantemos como quien respira". 5 de agosto de 2013 ).